Subida al Cerro de la Degollá: Crónica de Trailrun

miércoles, 20 de enero de 2016

Crónica de Trailrun


Conocido por muchos amantes del deporte por ser la cuna de Luis Ocaña, emblemático ciclista ganador del Tour de Francia de 1973 y la Vuelta a España en 1970, Priego es uno de esos pueblecitos manchegos que abre sin pudor sus puertas a todos los forasteros. Hablamos de una localidad de poco más de un millar de habitantes que cuenta en sus fronteras con dos picos de casi 1.300 metros de altitud, una orografía que en estos tiempos que corren incita a organizar una carrera de montaña. El guante lo recogió Ángel Llorens, especialista en pruebas verticales y atleta patrocinado por Mizuno. Ahora también director de la bautizada como Subida al Cerro de la Degollá, que el domingo 17 de enero celebró su cuarta edición con casi 500 corredores en la línea de salida.

Hablamos de una carrera de esas que se hacen en familia, sin grandes presupuestos ni pretensiones, con más cariño que marketing. El objetivo no es otro que compartir los afilados paisajes conquenses con todo aquel curioso que estuviera concienciado y preparado para afrontar más de 1.000 metros de desnivel positivo en poco más de 14 kilómetros. El reto es como un Kilómetro Vertical digerido en dos tiempos, con un perfil capicúa que lo mismo daría hacerlo en un sentido que en el otro: sería igual de duro.


La primera subida transcurre por un sendero con destino al cerro de las Antenas, a 1.262 metros de altitud. Hasta que se la llevó el viento, allí se encontraba la famosa Cruz de la Degollá. Es el kilómetro 4 y el primer avituallamiento. A nuestra izquierda, las vistas de la hoz del río Escabas eran espectaculares. Unos minutos más tarde estaríamos ahí abajo, cruzando su caudal ayudados por una cuerda y encharcando nuestras zapatillas para el resto de la competición. Pero antes tocó afrontar un descenso técnico que escondía veneno sobre las rocas. La escarcha se camuflaba entre el barro y las caídas y los resbalones fueron constantes e inesperados. Se formaron incluso tapones en muchos pasos donde se requería de las cuatro extremidades y el culo para poder continuar sin peligro.

Algunos inventaron una modalidad nueva: el surf-running.
La segunda mitad de carrera fue más generosa. Se trataba de ascender a la cima del Rodenal, por encima de los 1.300 metros de altitud y sumando para entonces 10 kilómetros de distancia. La tarea fue ardua, con zonas de cuerdas y riscos que no se dejaban escalar. Hubo que andarse con cuidado en algunos tramos donde un resbalón hacia el lado equivocado podía costar un disgusto importante. Mucho más generoso fue el descenso desde las alturas y la vuelta a Priego por unos caminos menos resbaladizos aunque igual de embarrados.

El epicentro de la prueba se situó en la plaza del pueblo, donde los vecinos se agolparon y disfrutaron de la algarabía que durante todo el fin de semana llenó de vida las calles de Priego. Tras el cierre de meta y la entrega de premios, participantes y familiares pudieron degustar una paella bien merecida que puso el broche final a una cuarta edición con una climatología estupenda. La Subida al Cerro de la Degollá ya es una de las banderas visibles del trail running conquense, y sigue creciendo no solo en nivel y participantes, también en pasión y cariño.

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